sábado, 24 de noviembre de 2012

EMILIA Y SUS REGALOS

El dibujo de estos dos lobitos, que acompaña a  este post, es obra de Emilia. 

Emilia es una alumna de 1º ESO A, que este año, nos está enseñando mucho a todos, a profesores y a alumnos. Nos regala cada día clases de empatía, de lenguaje de signos, de alegría, de ser feliz a pesar de y de naturalidad.

Cuando las personas nacen con alguna condición congénita, como la sordera o ceguera, su cerebro se desarrolla para procesarse de manera diferente. Un estudio reciente ha revelado que las personas sordas usan gran parte de su corteza auditiva para procesar el sentido del tacto. Lo que pasa es que las conexiones neuronales del sentido en cuestión no se desarrollan, haciendo que el cerebro se conecte de forma diferente. En una persona sorda de nacimiento, los axones del nervio visual no encuentran la competencia usual del nervio auditivo, por lo que sus conexiones se hacen más fuertes: la corteza cerebral auditiva comienza a ocuparse de los fenómenos visuales. Conforme crecemos, las distintas áreas cerebrales se ocupan en distintas funciones bajo un fenómeno fascinante.
Siempre he creído que cuando careces de un sentido desde tu nacimiento, se desarrolla en ti, algo más que esta compensación en uno o varios sentidos. Creo que además desarrollas un sentido especial cargado de inteligencia emocional, empática y sociafectiva. No pueden oír pero saben escuchar, saben entender, sentir.
He de confesaros que algún que otro día, durante mis clases de Ciencias de la Naturaleza, a lo largo de este año-cuando observo a Emilia- intento pensar en cómo se siente ella, que piensa, como nos ve a los demás. Intento comprender que se siente en el reino del silencio. En ocasiones imagino que debe sentir mucha impotencia o tristeza o tal vez miedo al ridículo. ¿Cómo os sentís vosotros cuando alguien cuenta una broma y no la coges y ves a todo el mundo reírse sin parar? ¿Qué siente Emilia, cuando todos se ríen y ella no sabe el por qué?

Yo estoy aprendiendo a incluirla, a tenerla en cuenta. Caemos en el error de darles un trato especial, a recordarles que son diferentes. No les discriminamos, pero tampoco les incluimos. Y claro Emilia tiene que ser y es una más, una parte más de esa clase.

Gracias por tu regalo Emilia; sabías que los perros al nacer son ciegos y sordos, entre los nueve y los catorce días siguientes sus sentidos empiezan a despertar, pero no verán completamente hasta el mes y medio de vida. El sentido más importante del perro es el olfato. Con él escruta a personas y objetos para saber si son familiares o desconocidos, se comunica y se orienta. El olfato canino está extraordinariamente desarrollado, su nariz posee entre 200 y 300 millones de receptores olfativos, mientras que en el ser humano solamente existen 5 millones. Esta asombrosa superioridad es utilizada en los perros de rescate, detectores de explosivos, drogas...

El siguiente sentido más desarrollado en el perro es el oído, lo que les permite oír sonidos agudos que los humanos somos incapaces de percibir, por ejemplo, el famoso silbato silencioso para perros. Además, tienen una idea más clara del lugar del que procede dicho sonido. Se piensa que los perros son capaces de oír a mucha más distancia que un ser humano, pero la veterinaria británica Celia Cox, especialista en cirugía otorrinolaringológica, afirma que después de llevar a cabo una investigación con miles de perros, la sensibilidad al sonido de éstos es similar a la de las personas. Es decir, según esta especialista los perros son capaces de oír sonidos más agudos, pero no a mucha más distancia que el ser humano.

La vista en los perros también es muy importante. Sus ojos poseen una membrana de colores llamada "tapetum" que refleja la luz e intensifica la visión, lo que les permite ver mucho mejor que nosotros por la noche. Si alguna vez hemos visto que a nuestro perro le brillan los ojos en la oscuridad, eso es gracias al "tapetum". Su ángulo de visión también es mayor que el nuestro, llegando aproximadamente a los 280 grados, mientras que en las personas es mucho más reducido.

Por esos sentidos tan superiores a los nuestros, los perros perciben cambios a su alrededor que los humanos somos incapaces de apreciar.

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