jueves, 6 de mayo de 2010

LOS ÁRBOLES MÁGICOS: concursos, ganadores y perdedores.

Comentan que Aristóteles decía que en los “juegos, en los concursos, en la vida…” la función principal del que iba primero en la carrera era hacer forzar al segundo a superarlo, y así formar corredores cada vez mejores: ese es el concepto clave de la competencia.

Siempre he luchado contra todos aquellos que creen saber que es lo mejor para nuestras vidas y nos dirigen, nos obligan y nos manipulan; no quieren gente con la agresividad y la libertad que da la libre competencia si no corderos que acepten mansos sus dogmas.
Esta filosofía aristotélica, el deporte, la competición, los concursos, la vida, siempre me hizo pensar, reflexionar y buscar una mejor manera de hacerlo y en descartar expresiones de perdedor, como: “no, esta es la manera en que siempre se ha hecho aquí”.
A lo largo de este curso escolar y como parte de mi lucha por incorporar al curriculum educativo, de una forma real valores ambientales, hemos desarrollado tres concursos relacionados con nuestros ÁRBOLES MÁGICOS:
Uno de ellos fue de relato, destinado a toda aquella persona que alguna vez se acercó a un árbol y este le susurró su historia, el relato debía de ser original e inédito y tenía que recrear una leyenda en torno a un árbol mágico.
Con el segundo concurso, el de fotografía, quisimos dar a conocer la belleza y la magia de nuestros árboles: su inmensa variedad, sus caprichosas formas, sus cautivadoras composiciones, sus mezcladas texturas. Participaron todas las personas interesadas por el mágico mundo de los árboles, enviando una única foto y un texto sobre la misma de no más de diez líneas de extensión.
Nuestro tercer concurso fue de expresión artística; creamos árboles que representaron especies distintas e imaginarias, explorando las posibilidades de variación creativa. La técnica empleada, el tamaño y el material para cada árbol fué libre. A cada árbol le dimos un nombre y un pequeño texto descriptivo.

Muchas gracias por participar en nuestros concursos. Ojalá que hayas sentido la magia, la belleza y la espiritualidad de estos seres, que viven enraizados en la tierra y con su copa abierta hacia el cielo; ese será el gran premio que quedará siempre para ti.

Estos fueron nuestros ganadores:

CONCURSO DE LEYENDAS

•El llanto de los árboles•
Cuentan que en el lejano bosque de Outornum vivía un elfo juglar llamado Gsor, enamorado de una hermosa elfa llamada Nissa. Ambos solían atravesar el frondoso bosque para ver animales y plantas. Un día coincidieron observando unas flores. Gsor y Nissa empezaron a hablar y a conocerse. Después empezaron a quedar más a menudo para ir al bosque o para que Gsor le recitara alguna canción o historia. Estas aficiones les unieron tanto que Nissa también se enamoró de Gsor. Su amor se hizo tan fuerte que no podían vivir el uno sin el otro.
Desgraciadamente, en una fatídica primavera, Nissa contrajo una extraña enfermedad, su piel palidecía rápidamente, su voz se iba apagando poco a poco y cada vez se sentía más y más débil, tanto, que la elfa no podía mantenerse en pie por sí misma. Gsor cuidaba de ella y clamaba a su Dios una divina cura para su amada.
En otoño, Gsor llevó a Nissa a un pequeño claro situado en el centro del bosque. En él había un lago cuyas aguas se decía que eran curativas. Al llegar al lago Gsor miró a Nissa con esperanza, el agua de ese lago la curaría y volverían a pasar todos esos momentos felices.
Pero entonces comprendió que era demasiado tarde... Miró su apagado rostro, totalmente blanco, sus ojos ya no eran de aquel azul que tanto lo enamoraron, sino que ahora se tornaban en un color grisáceo y su dorado cabello ahora era blanco como la nieve. Entonces, Nissa miró a los ojos a Gsor. La elfa hizo su último esfuerzo por acercarse a Gsor, abrazarle y susurrarle efímeramente al oído un débil "te quiero". Allí, en aquel claro del bosque, abrazado junto a la persona que más amaba, Nissa dejaba atrás su vida.
Con el cadáver de su amada en brazos Gsor dejó escapar un débil sollozo que reflejaba su pena y despecho. El elfo no podía vivir sin Nissa, le invadían recuerdos de ella, de su rubio cabello, sus cristalinos ojos, sus carnosos labios... Gsor no aceptó su perdida, por lo que usando un robusto árbol y una soga se arrebató esa vida ya inútil, yendo a descansar eternamente con su amada. Sonó una hermosa melodía, la única compuesta por el elfo, su propio Réquiem.
Los árboles, ante tan triste y trágica escena empezaron a llorar, no lágrimas, sino hojas. Hojas que, poco a poco, enterraron a los dos elfos.
Esta historia se ha ido transmitiendo de árbol a árbol mediante el cantar de los pájaros y, cada otoño, los árboles recuerdan esta historia y pierden sus hojas en forma de llanto. Aquellos árboles que no conocen la historia no tienen motivos por los que llorar, por lo que conservan sus hojas en otoño. Y así sucedió lo dicho; tal y como me lo contaron lo he procurado contar, contadlo por ahí y que no quede en el olvido.

Sergio García Montalvo.1º Bach Ciencias y tecnología

CONCURSO DE FOTOGRAFÍA

Sergio Barea Martínez (foto).Isabel González Alique (cuento)

Título Fotografía: Una brizna verde



Texto: Cuando yo era pequeña, mama me llevaba de la mano a descubrir el bosque. Juntas observábamos las caprichosas formas de los troncos, la infinita variedad de hojas, la majestuosidad de los árboles más antiguos… Nos encantaba cuando todo cambiaba de color lentamente y el suelo tejía una exquisita alfombra marrón que invitaba a soñar sobre ella. Después venía el frío, y el bosque quedaba desnudo, triste, muerto… Mama me sonreía porque sabía que pronto una pequeña brizna verde rompería la monotonía. Y esa brizna llegaba, e invitaba a bailar a otras cien y esas cien a millones… y los olores, los colores, los sonidos… la luz bañaba cada rincón, y el bosque se ponía tan bonito que inundaba el alma de quien lo sentía. Lentamente, los rayos del Sol tostaban y doraban las hojas, y el círculo se cerraba. Hace muchos años de esto, ahora paseo sola, quizás para sentir la grandeza del bosque o quizás porque se que es allí donde encuentro la mano y la sonrisa que me aseguran que una brizna verde llegará…
CONCURSO DE EXPRESIÓN ARTÍSTICA

En este concurso solo hubo un único participante: El árbol de la sabiduría (Martínez). La actividad la realizaron Luisa y los alumnos de 3º de Diver; consistió en modelar un árbol con papel de periódico.

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